Nuestros inicios

En 1993, Santi Alegre y yo, Ada Parellada, alquilamos un local inmenso, situado en medio del Eixample de Barcelona, ​​que había sido la sede de una vieja y bella editorial que acababa de bajar la persiana.

Sustituimos los libros por cartas, las letras por platos, con promesas de lubina al horno, butifarra negra a raudales, cordero agridulce y delírium trémenes de chocolate.

Y lo bautizamos con el nombre de Semproniana.